¿Por qué ZOOXXI empieza en Barcelona? La sensibilidad ciudadana de la capital catalana por la protección de los animales es de las más altas de Europa, como se muestra en sus leyes:
Está prohibido el sacrificio de perros y gatos abandonados
En el 2003, el Parlamento catalán aprobó por unanimidad una ley de protección animal que prohíbe expresamente el sacrificio de gatos y perros en las instalaciones para el mantenimiento de animales de familia. Esto supone que las administraciones están obligadas a mantener de por vida a todos los animales abandonados y hacerse cargo del gasto. Esto se complementa con una multa de hasta 20.000 por el abandono de un perro o un gato. Los Ayuntamientos de Catalunya están obligados a crear un registro censal de gatos y perros, cuya inscripción es imperativa.
Los animales no son considerados cosas
Desde el 2006 Catalunya reconoce los animales como seres vivos dotados de sensibilidad, en lugar de cosas o bienes muebles como se hacía hasta entonces. Hasta ese momento los animales de familia podían ser embargados o ejecutados por el acreedor para indemnizar una deuda. Podían ser subastados para liquidar una sociedad de gananciales o, en caso de separaciones o divorcios no amistosos, podían ser objeto de litigio como si fuera un piso o un coche, sin que nadie velara por su bienestar. Desde el 2006 los animales son seres vivos, seres sintientes sujetos a derecho. Ya no son propiedad y su vida y dignidad se deben proteger. El código civil catalán fue el tercero en el mundo en distinguir a los animales de las cosas.
Están prohibidas las corridas de toros
En el 2010, a través de una Iniciativa Legislativa Popular, Catalunya prohibió las corridas de toros, un espectáculo cruel y anacrónico que produce un sufrimiento brutal al toro, un sufrimiento certificado científicamente. Un espectáculo que tiene como víctimas a toros y caballos, pero también al resto de la sociedad, especialmente a niños, niñas y adolescentes, a los que se les vulnera su derecho a una infancia libre de violencia.
Está prohibido el uso de animales salvajes en los circos
En 2015 se prohibió el uso de todos los animales salvajes y se creó un observatorio que tiene la finalidad de analizar en qué condiciones son empleados los animales de las especies que no son objeto de la prohibición (perros, gatos, caballos…).
Barcelona, libre de cetáceos en cautividad
El Ayuntamiento de Barcelona se declaró en 2016 contrario al mantenimiento de cetáceos en cautividad y no permitirá el establecimiento de nuevas instalaciones con este fin. No se permitirá la exhibición ni la cría de cetáceos la propiedad de los cuales recaiga directa o indirectamente en el Ayuntamiento.
Pruebas piloto para el uso de métodos éticos para el control de poblaciones
La ciudad de Barcelona ha sustituido la captura y el sacrificio de palomas por “píldoras” de maíz que se reparten en dispensadores por los parques de los 10 distritos de la ciudad. De esta manera se controla de forma ética la natalidad de estas aves.
Además, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han empezado a aplicar una vacuna inmunecontraceptiva que regulará la reproducción de los jabalíes. Se trata de una iniciativa pionera a nivel mundial que no supone una amenaza para el animal.
Estos son solo unos pocos ejemplos de un gran abanico de políticas avanzadas. Unas políticas que generan una profunda disonancia con un zoo que mata animales sanos por no saber qué hacer con ellos, que participa del tráfico legal de especies mediante intercambios con otros zoos o que captura animales de la naturaleza para exhibirlos.
Ante esta situación, en el contexto de una ciudad con una alta sensibilidad para la protección de los animales, ¿qué mejor manera para ayudar a los animales del zoo que realizar una Iniciativa Ciudadana y que sea la ciudadanía quien pida su reconversión?
Tener avanzadas políticas de protección animal es un gran prestigio para Catalunya, pero también comporta una responsabilidad. No podemos permitirnos tener un zoo anclado en el siglo XIX, ha llegado el momento de cambiarlo, de transformarlo en una herramienta para la naturaleza, para los animales y para la sociedad. Barcelona puede ser el primer paso en el camino hacia la transformación de todos los zoos del mundo.