Convive Galápagos


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Islas Galápagos - Cantón San Cristóbal

Tabla de contenidos

Convivencia responsable con animales

Una de las cuestiones más importantes para la conservación y la protección de los ecosistemas son los aspectos sociales, es decir, cómo las comunidades locales se relacionan con su entorno natural. En las islas, estos asuntos se vuelven aún más complejos si cabe. Para proteger a las especies autóctonas es necesario entender la relación que los humanos establecen con ellas pero también, y muy especialmente, cuál es el lugar que ocupa la fauna urbana, en particular, especies introducidas como perros y gatos. Para entender los aspectos sociales de esta cuestión en Galápagos, recomendamos la lectura del siguiente artículo: https://escuelaffw.org/las-politicas-publicas-de-la-fauna-urbana-que-contribuyen-al-plan-de-conservacion-de-galapagos/

Convivencia responsable con animales urbanos como mecanismo para la protección de las especies autóctonas

El cantón San Cristóbal está formado por las islas San Cristóbal y Floreana. En San Cristóbal, isla más próxima al continente, hay una población de 8.000 habitantes, dispone de 5 escuelas y es donde se ubica la capital política del archipiélago de Galápagos. En Floreana viven 200 personas y cuenta con una escuela. En el cantón existe una variada diversidad de especies silvestres que viven en zonas del Parque Nacional, entre las que destacan: lobos marinos, fragatas, piqueros patas azules, iguanas marinas, pinzones, tortugas marinas, tortugas terrestres, zayapas, entre otras. El Parque Nacional Galápagos, creado en 1959, fue el primer Parque Nacional del Ecuador. Ocupa en total un 97% del área terrestre de Galápagos incluyendo las islas pobladas y no pobladas.

La Fundación Franz Weber (FFW) trabaja desde el año 2020 en el cantón San Cristóbal, aplicando enfoques de convivencia responsable y de conservación compasiva con método científico, con la finalidad de generar la mejor política pública posible.

Problemas que sufren las especies autóctonas ante la presencia de fauna urbana. Foto Ulrik Mai

La solución propuesta para abordar los problemas derivados de la introducción de especies no autóctonas -perros, gatos y animales domésticos de producción- cuenta con 3 ejes:

  • El legislativo, a través de la elaboración de una ordenanza para el manejo responsable de la fauna urbana, aprobada en 2021, y que brinda el marco de trabajo de todas las actuaciones que se están llevando a cabo en el cantón.
  • El educativo, sustentado en la ordenanza.
  • El de servicios veterinarios, con énfasis en el cumplimiento de la esterilización obligatoria de perros y gatos, exigido por la ordenanza de fauna urbana.

Fundación Franz Weber trabaja en los dos primeros ejes.

Ordenanza sobre fauna urbana

FFW ha sido promotora de la primera ordenanza sobre fauna urbana que, según indica su artículo 2, tiene por objeto “regular y controlar la tenencia y convivencia responsable de la fauna urbana del Cantón San Cristóbal, garantizando su bienestar, a través de erradicar la violencia contra los animales, fomentar un trato adecuado para evitarles sufrimientos innecesarios y prevenir su maltrato, salvaguardando la salud y la seguridad pública; contribuyendo así a la protección de las especies propias del cantón San Cristóbal, las cuales se encuentran en estado de vulnerabilidad ante la presencia de especies introducidas e invasoras en estado libre de movilidad y reproducción”.

La ordenanza prohíbe el comercio y la reproducción de perros y gatos en el cantón. Por otro lado, la actual política de esterilización gratuita está dando buenos resultados, con 1.200 animales esterilizados en un año.

La esterilización de estos animales supone que nacen menos individuos y, por tanto, la potencial disminución de los ataques que sufren las especies autóctonas. En relación a cuestiones de convivencia, la ordenanza indica que los perros deben ser paseados a diario con correa y únicamente en las zonas permitidas, siendo una infracción muy grave hacerlo en zonas donde habitan especies endémicas. De esta manera se evitan ataques de perro a animales autóctonos o que éstos se vean obligados a desplazarse para escapar o para estar tranquilos. En conclusión, y según la ordenanza, es obligatorio que cada persona responsable de un animal evite que éste cause algún daño a las especies endémicas o nativas, siendo una infracción muy grave la lesión grave o la muerte de especies endémicas por negligencia de la persona responsable del animal que causa el daño.

La ordenanza contempla también la llamada fauna silvestre urbana. Son animales autóctonos cuyo hábitat, por expansión de las zonas urbanas, quedó dentro de la urbe. La ordenanza promueve la conservación de los hábitats de estas especies en coordinación con las autoridades competentes. Es responsabilidad del gobierno del cantón reportar casos de fauna silvestre en área urbana en situación de emergencia, para que las autoridades competentes procedan a su resguardo.

Educación y sensibilización. Manual de convivencia responsable

El componente educativo y la concienciación es otro de los ejes sobre los que trabaja la Fundación Franz Weber. La principal herramienta desarrollada hasta el momento es el Manual de Convivencia Responsable, que llega en formato impreso a cada hogar de San Cristóbal. Una página web, que fue presentada en sociedad, permite a la comunidad descargar el manual, encontrar un animal para adoptar e, incluso, postular su perfil para hacer voluntariado en la comunidad. A esta web y herramientas le precede una anterior gira educativa donde se visitaron el 100% de escuelas del cantón, incluyendo Floreana, a través de jornadas lúdicas y salidas de campo con más de 700 estudiantes participantes. El manual, guía rápida de los puntos clave de la ordenanza, especifica que las especies endémicas son uno de los grupos de animales con los que las personas de la isla conviven. Para hacerlo de forma responsable, es obligatoria la identificación con microchip y la esterilización de gatos y perros. Además, los gatos deben mantenerse dentro de casa (en condiciones apropiadas para su especie) y los perros deben pasear siempre con correa y exclusivamente en las zonas permitidas. Del mismo modo, las casas o fincas deben estar valladas adecuadamente, de forma que estos animales no puedan escapar. Además, queda prohibido llevar perros o gatos a las playas o a las zonas cercanas al mar, así como soltarlos para que paseen solos por las calles. El manual, herramienta que fue elaborada en conjunto con varias entidades locales, finaliza con un mensaje del Parque Nacional Galápagos: “debemos velar por el bienestar de la comunidad, del entorno y de las especies endémicas. Recuerda que practicar la convivencia responsable con tus animales de familia nos ayuda a preservar el delicado balance de nuestro querido Parque Nacional”.
Cantón San Cristóbal. Reparto, casa por casa, del manual de convivencia responsable. Campaña 2023.
La cuestión más compleja es la de los gatos ferales (individuos que viven sin supervisión o control directo de seres humanos). Estos animales tienden a congregarse en zonas urbanas, donde pueden encontrar comida y refugio. Con el tiempo, es posible que se desplacen y se extiendan a hábitats naturales y a zonas del parque nacional, suponiendo un riesgo para las especies autóctonas. No obstante, ya hay estudios científicos que avalan la necesidad de un enfoque integral para afrontar esta cuestión. Estos estudios señalan que los programas eficaces para el control poblacional de gatos ferales son aquellos que se centran en métodos no letales como la captura, esterilización y suelta (CES) y la adopción. Tal y como se ha señalado anteriormente, en San Cristóbal se contempla la esterilización obligatoria de los gatos de familia y la prohibición de que salgan al exterior de la vivienda. Por otro lado, hay que tener presente que esta ordenanza regula el manejo responsable de la fauna urbana, por lo que no tiene competencias en zonas del parque nacional. No obstante, se está llevando a cabo también la esterilización de los gatos ferales en la zona urbana del cantón. Esto evita que nuevos individuos sin control se desplacen de la zona urbana hacia el parque nacional. Por último, señalar que FFW trabaja con las comunidades locales en otros aspectos de la convivencia responsable para resolver las siguientes situaciones: perros que pasean solos (ataques a personas, peleas entre manadas, heces y restos de basura por rotura de bolsas) y presencia de animales domésticos en la zona del puerto (acceden a huertos y comen cultivos, ocasionan molestias por ruidos). De esta manera la convivencia responsable no sólo ayuda a las especies autóctonas, sino también a la reducción de problemas en los vecindarios y a una mejor experiencia para el visitante.

La clave: trabajar con la comunidad

La nueva ordenanza sienta un precedente importante no solo para las Galápagos, sino para todas aquellas islas donde especies autóctonas conviven con humanos, lugares donde el trabajo de conservación usualmente se lleva a cabo con métodos crueles, pero sobre todo, inefectivos. El envenenamiento de animales introducidos ha sido una práctica generalizada desde los años 60 que ha dado pocos resultados, principalmente porque el enfoque se distorsiona al reconocerlo como un problema de animales cuando, en el fondo, es un problema de humanos que introducen animales. Esto lo vemos claramente cuando, a pesar de que la ley de régimen especial de Galápagos prohíbe el ingreso de animales al archipiélago, la falta de acceso a información por parte de la comunidad ha ocasionado que se encuentren nuevos mecanismos para introducirlos, saltándose los controles oficiales.

Es por ello que se vuelve importante trabajar de cerca con la comunidad. En el año 2019, al inicio del convenio entre la Fundación Franz Weber y el GAD Municipal de San Cristóbal, desde la fundación desarrollamos un primer levantamiento de información donde se preguntaron a 400 personas in situ a través de una encuesta con 28 preguntas. El 64% de los hogares visitados fueron en la zona urbana, el restante en la zona rural del cantón San Cristóbal. Gracias a este levantamiento, complementado con la técnica de observación en predios, se pudieron evidenciar distintos tipos de situaciones: perros en las calles sin control, falta de vallado en los patios que permitía escapes, comercio de animales de raza, reproducción indiscriminada, animales atados, entre otros. Y es también gracias a esta información que se pudo constatar que las costumbres de convivencia no solo perjudicaban a la fauna endémica, sino también a la dinámica en los vecindarios y al turismo, volviendo aún más visible la necesidad de una solución integral.

Así nace la ordenanza, que desemboca en el manual de Convivencia Responsable y el resto de campañas educativas. Todo este trabajo desarrollado en el Cantón San Cristóbal es pionero en las islas Galápagos.

Colaborar con la comunidad: protección de espacios y de especies

Punta Carola: resistencia comunitaria y protección de galápagos

Además del trabajo que se está realizando en relación a la fauna urbana, la Fundación Franz Weber ha trabajado de cerca con la comunidad y con las autoridades locales, colaborando también con la Asamblea Comunitaria en la lucha por proteger la última playa semi prístina dentro del puerto: Punta Carola. En esta playa se han identificado, a través de mecanismos de ciencia ciudadana, más de 60 especies de plantas y animales, incluyendo peces, invertebrados marinos, insectos, crustáceos, moluscos, aves endémicas -nativas y migratorias-, reptiles y mamíferos marinos. Aquí, además, anidan tortugas marinas, iguanas marinas y una colonia de lobos marinos, todas especies vulnerables según la UICN.

Punta Carola. Isla San Cristóbal

Pero esta playa no solo es relevante por su valor ambiental. A nivel social, es disfrutada por surfistas, familias locales, turistas nacionales y extranjeros, y es un ícono que brinda sentido de pertenencia a las Galápagos. Lamentablemente, Punta Carola se encuentra sobre propiedad privada, y un proyecto de inversión busca construir un complejo de lujo que incluye 24 bungalows, un centro de convenciones, un gimnasio, un spa, piscinas y un muelle, amenazando por completo a las especies que habitan en este punto.

La Fundación Franz Weber, a través de su delegación con misión permanente en las islas, se ha aliado con la comunidad local en varias acciones de resistencia como demostraciones, marchas, plantones en eventos públicos, campañas audiovisuales e, incluso, con la invitación de periodistas para que la información sobre la amenaza de Punta Carola tenga visibilidad a nivel nacional e internacional. Es gracias a estas acciones coordinadas, en paralelo con la acción legal, que se logró detener los avances de forma temporal gracias a un dictamen a favor de la protección de Punta Carola por parte de la Corte Constitucional del Ecuador.

Distintas protestas reivindican la protección de Punta Carola

La Asamblea Comunitaria de San Cristóbal se ha convertido en un referente a nivel provincial, al punto que otras islas pobladas como Isabela, están formando células de la Asamblea para denunciar y atender problemas que surgen en sus territorios.

Asimismo, miembros de la comunidad acuden a la Asamblea Comunitaria para canalizar sus preocupaciones.

En ese sentido la Asamblea Comunitaria continúa al pie de la lucha por defender Punta Carola y, gracias al creciente interés de la ciudadanía, está ampliando sus frentes para visibilizar nuevas causas.

El enfoque social en los programas de conservación: un nuevo horizonte

“Para las matemáticas puras, si se tienen 6 gatos y se matan 6 gatos, ya no quedan gatos. La sociología lo ve de otro modo: si se tienen 6 gatos, se matan 6 gatos y allí vive la población humana que introdujo a los gatos anteriores, seguramente seguirá habiendo gatos.” Mateo Córdoba, Sociólogo.

Con todo lo anterior, la experiencia de San Cristóbal de Galápagos pone de manifiesto que el nuevo horizonte que requieren los programas de conservación no sólo radica en la técnica o la ciencia de las políticas aplicadas, sino en la aceptación y apoyo social que éstas reciban. Una comunidad que se apropia de una política de conservación en su entorno, constituye la llave para que ésta sea útil, eficiente y duradera.

Desde la Fundación Franz Weber creemos que el cambio de rumbo que necesitan los programas de conservación, por tanto, radica en la articulación de los actores involucrados, partiendo del análisis social y comunitario, y asumiendo que las variables antrópicas y sociales son determinantes tanto para empeorar los problemas como para garantizar las soluciones a corto y largo plazo. Una política de conservación en zonas habitadas por comunidades humanas debe, necesariamente, nacer en la gente, analizarse y diseñarse en entornos técnicos y políticos, y volver a la gente en formato educativo. De este modo la comunidad siente que le devuelven su sentir y su necesidad en forma de normas y regulaciones, en lugar de sentir que reciben una imposición arbitraria destinada inevitablemente a ser desobedecida.

La clave está en la gente.