Seguro que aquellas personas que tengan la suerte de convivir con un perro sabrán reconocer su tristeza cuando nos separamos de ellos, el dolor cuando se hacen daño, su alegría cuando regresamos a su lado, la sorpresa cuando escondemos su pelota y el miedo ante determinadas situaciones.

Las evidencias están sobre la mesa: las ratas eligen liberar a compañeros antes que comer, los elefantes hacen ritos funerarios ante la muerte de un miembro de su familia, los delfines transmiten sus conocimientos de generación en generación, los pulpos planifican…

Las emociones de un animal van más allá de mover la cola. De hecho, parece que lo que más nos diferencia a los humanos del resto de especies es nuestra obsesión por demostrar que somos diferentes al resto de criaturas con las que compartimos el planeta, y además superiores a ellas. Pero eso no es todo. No tenemos ningún reparo en compararnos con animales en relación a cualidades que consideramos negativas (territorialidad, agresividad, violencia), pero la ciencia ya nos ha sacado de nuestro pedestal: también existe el altruismo, la compasión o diferentes formas culturales en otras especies de animales.

Es más, para múltiples especies de animales ya existe evidencia científica de la existencia de sustratos neurológicos que generan procesos de conciencia equivalentes al del humano

En julio de 2012, 13 neurocientíficos de renombradas instituciones (Caltech, MIT, el Instituto Max Plank), con personalidades como Stephen Hawkings, firmaron una declaración afirmando la existencia de conciencia en diversas especies de animales, además de la humana. La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia:

“Decidimos llegar a un consenso y hacer una declaración para el público que no es científico. Es obvio para todos en este salón que los animales tienen conciencia, pero no es obvio para el resto del mundo. No es obvio para el resto del mundo occidental ni el lejano Oriente. No es algo obvio para la sociedad”.

Nuestra civilización ha tardado 21 siglos en demostrar y reconocer la existencia de conciencia en el resto de animales.

Bien, la conciencia no es exclusivo de nuestra especie. Los animales sienten; disfrutan, pero también sufren y creedme los animales también tienen comportamientos altruistas, compasivos, poseen personalidad propia, transmiten formas culturales o proyectan hacia el futuro. Tras estas afirmaciones científicas, ¿no deberíamos replantearnos nuestro trato al resto de animales?

¿Cómo debe responder la especie humana ante esta evidencia sobre el resto de animales individuales, con los que comparte el planeta?. ¿Utilizaremos nuestra capacidad de empatia para ponernos en el lugar del otro?

¿Cómo después de saber esto podremos mantener las actividades que tenemos hoy en día? ¿Cómo mantener los zoológicos tal y como están? ZOOXXI es un proyecto mucho más científico que el de los zoos actuales. ZOOXXI quiere adaptar la ética de nuestros tiempos a los conocimientos científicos que hemos adquirido.