Qué es ZOOXXI
01.
Renaturalización o Rewilding
Recuperación funcional de los ecosistemas.
El planeta se encuentra enfrentando diversas crisis que condicionan profundamente la vida de la especie humana. De la misma forma que estamos repensando los modelos energéticos o de consumo en un planeta finito, los parques zoológicos deben repensar su modelo basado en la exhibición de animales: para ser decisivos en la protección efectiva de la naturaleza, los zoos tendrán que salir fuera de los zoos y sumar esfuerzos en la recuperación de ecosistemas funcionales.
Los parques zoológicos presentan un modelo de funcionamiento basado en la exhibición de animales. Esto es así tanto en los zoos públicos como en los privados. Siendo que la mayoría de zoos a nivel mundial son privados, tenemos que millones de animales forman parte de un modelo de negocio cuya fórmula para obtener beneficios económicos se basa en la exhibición de animales en cautividad. Millones de animales viven, se reproducen, se intercambian y mueren en las instalaciones de estos lucrativos negocios (algunos, incluso, cotizan en bolsa). No obstante, una ínfima minoría de estos animales son reintroducidos en la naturaleza.
Flamenco de Cuba en parque zoológico al que le han recortado las alas.
Por otro lado, y en nombre de la conservación, muchos zoos matan animales sanos como forma de gestión de sus poblaciones. Esto sucede cuando un individuo supone un problema para el mantenimiento cohesionado del grupo social y ningún otro zoo está interesado en ese individuo, o cuando se produce una sobrepoblación del espacio destinado a su exhibición. Es lo que se conoce como culling, avalado por las asociaciones internacionales de zoos y acuarios, y que muchos zoos ponen en práctica con crías recién nacidas.
Los zoos están atrapados en su modelo: necesitan individuos para exhibir y, por tanto, muy pocos animales nacidos en parques zoológicos son reintroducidos en el marco de programas de conservación de hábitats naturales. Los programas EEPs (European Endangered Species Programmes) para especies en peligro de extinción de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), se limitan a la reproducción e intercambio de individuos entre zoos, sin contemplar su reintroducción; lo mismo sucede con los programas organizados por otras asociaciones de zoológicos y acuarios de todo el mundo. La justificación que hacen es la de mantener en cautividad poblaciones genéticamente sanas y viables, estilo “Arca de Noé”. Pero lo cierto es que, en muchos casos, se desconoce cuál es la genética de los individuos y los problemas de hibridación (un individuo cuyos progenitores pertenecen a dos subespecies diferentes de la misma especie) son frecuentes. Por ejemplo, según indica el European Studbook del Chimpancé (Pan troglodytes), los parques zoológicos están perdiendo diversidad genética debido a que la población total de chimpancé en los zoos de la EAZA está disminuyendo hasta tal punto que, entre otras medidas, se recomienda recurrir a individuos híbridos seleccionados para impulsar la reproducción. No sólo eso: necesitan mejorar el éxito reproductivo para, según este mismo documento “satisfacer las necesidades de exhibición de los zoológicos miembros de EAZA”. Por tanto, para muchas especies los zoos no son capaces de mantener poblaciones autosostenibles.
Para poder continuar con su negocio, a lo largo de la historia los zoos han ido cambiando el discurso que justifica tener animales salvajes en cautividad: si hace décadas la principal razón era la de mostrar animales de lugares lejanos, le siguió el argumento “Arca de Noé” con el que mantener especies cautivas por si fueran necesarias para el futuro, para continuar con la idea de que la cautividad es necesaria como fórmula para recaudar dinero que invertir en la conservación de las especies en los ecosistemas.
Esta última justificación encuentra también muchos problemas. El más evidente es el ético, pero quizá el menos evidente es también el más ilustrador: los zoos invierten mucho menos dinero en proyectos de conservación en la naturaleza de lo que gastan en su funcionamiento, sin contar con la parte del dinero que forma parte del beneficio del negocio.
Por todas estas razones, los zoos son disfuncionales si se espera de ellos que cumplan un rol principal en la conservación de la naturaleza.
Los parques zoológicos, públicos y privados, deben realizar una profunda reflexión y abandonar un modelo de funcionamiento basado en la exhibición de animales. Esto es imprescindible si quieren seguir manteniendo un discurso que justifica su existencia como garantes de la conservación de la biodiversidad. El segundo paso imprescindible es el de revertir la actual situación de los programas de cría, haciendo esfuerzos para que la reintroducción de animales salvajes reproducidos en cautividad sea la norma y no la excepción.
El “Informe de evaluación mundial sobre la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas”, publicado en 2019 por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), alerta que la naturaleza está en un declive peligroso sin precedentes y que el deterioro de los ecosistemas se está produciendo a una velocidad nunca antes vista.
En este contexto, la desaparición de especies animales y vegetales no afecta únicamente a las especies en sí, sino que tiene repercusiones en el correcto funcionamiento de los ecosistemas. Así, el deterioro de un ecosistema puede producirse cuando se alteran significativamente las relaciones de interdependiencia de los miembros de la comunidad de organismos vivos que conforman un ecosistema particular. La desaparición de especies clave para un ecosistema es un ejemplo de alteración significativa de su funcionamiento. Por ejemplo, los estudios revelan el papel irremplazable que juegan los grandes carnívoros en la estructura de los ecosistemas naturales en los que habitan. Sus efectos no sólo se perciben en la abundancia y el comportamiento de sus presas, sino que pueden amplificarse a través de las cadenas tróficas, afectando los patrones de biodiversidad. Este efecto indirecto de los depredadores sobre otros niveles tróficos es lo que se conoce como cascadas tróficas. La pérdida de herbívoros silvestres también puede tener efectos en cascada sobre otras especies, incluidos grandes carnívoros, carroñeros, herbívoros medianos, pequeños mamíferos y procesos ecológicos relacionados con la vegetación, la hidrología, el ciclo de nutrientes y los regímenes de incendios, servicios ecológicos vitales para el mantenimiento de los ecosistemas.
Una imagen muy clara de la gravedad de la situación la tenemos a través de los siguientes datos: en la actualidad, únicamente el 4% de la biomasa de mamíferos del planeta corresponde a animales silvestres, el resto la conformamos los humanos (36%) y los animales de ganadería (60%). De la misma manera, el 71% de la biomasa de las aves del planeta corresponde a aves de granja, mientras que tan sólo el 29% de la biomasa procede de aves silvestres.
El impacto de la civilización humana en la biomasa de los mamíferos. Biomasa de mamíferos salvajes, ganado (dominado por vacas) y humanos en la actualidad, comparada con la biomasa de mamíferos pre-humana (BP- Biomasa Pre-humana). Imagen procedente de Supplementary Information Appendix. The biomass distribution on Earth. Y.M. Bar-On, R. Phillips, R. Milo.
Las conclusiones del informe de IPBES implican que ya no es suficiente con conservar lo que tenemos hoy: para que nuestro planeta se mantenga dentro de los parámetros biofísicos que sostienen la vida, tal y como la conocemos, debemos revertir su degradación y recuperar ecosistemas funcionales. Esta nueva visión como método de gestión y de recuperación de la naturaleza lleva por nombre renaturalización o rewilding. Así, mediante la generación de condiciones adecuadas, la finalidad es conseguir ecosistemas funcionales a partir de los cuales sea la propia naturaleza la que se ocupe de ellos, reduciendo paulatinamente la intervención humana. Algunos ejemplos de intervención desde el punto de vista del rewilding serían: en ríos, la eliminación de presas obsoletas para permitir el transporte de agua, sedimentos y organismos; en suelos degradados, permitir la regeneración natural de praderas y bosques junto a la reintroducción de especies animales silvestres. Obviamente, una de las condiciones imprescindibles para poder llevar a cabo proyectos de este tipo es la existencia de un consenso social que avale la propuesta de renaturalización de un lugar concreto.
En este marco, los zoos tendrán sentido cuando ejerzan un rol principal en la recuperación funcional de los ecosistemas. Para ello, los parques zoológicos deberían especializarse e integrarse dentro de proyectos de conservación y renaturalización. Únicamente se justifica la reproducción de animales cuando éstos formen parte de un programa de renaturalización y su reintroducción esté contemplada en alguna de las fases del programa. Mantener animales en cautividad, con la esperanza de que en unas décadas se solucionarán los problemas que los amenazan en sus hábitats naturales, es una visión zoológica del siglo XX que no da respuesta a la crisis global que debemos afrontar como especie humana. Es ahora cuando tenemos que renaturalizar, con todos los medios disponibles a nuestro alcance. Los animales necesitan espacio y ecosistemas sanos para vivir pero, además, los animales son imprescindibles para que los ecosistemas funcionen correctamente.
02.
Ciencia y Ética
Consciencia en animales, conservación compasiva y refugio climático.
La ciencia es clara sobre la existencia de consciencia en las demás especies de animales. No obstante la práctica científica mayoritaria obvia este hecho, reduciendo a los animales a genes que conforman especies o a organismos que interactúan con el medio de forma instintiva. La dificultad que tiene nuestra especie para asumir esta cuestión no solamente perjudica a los animales que sufren las consecuencias, sino también a la propia conservación.
En 2012 se celebró el Francis Crick Memorial Conference, en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Francis Crick fue un físico, biólogo molecular y neurocientífico ganador del Premio Nobel de Medicina en 1962 por su descubrimiento de la estructura molecular del ADN. En el Memorial participaron un prominente grupo internacional de neurocientíficos de instituciones tan relevantes como el MIT o el Instituto Max Plack. Al finalizar la conferencia, en presencia del prestigioso físico Stephen Hawking, se realizó la lectura de la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia en Animales no Humanos. Al inicio de la lectura de la Declaración, Philip Low explicó cómo los participantes consensuaron hacer una declaración para el público que no es científico: “podría parecer obvio para todos los presentes en esta sala que los animales tienen consciencia, pero no lo es para el resto del mundo”. La Declaración finaliza con esta conclusión: “Declaramos lo siguiente: la ausencia de un neocórtex no parece impedir que un organismo pueda experimentar estados afectivos. La evidencia convergente indica que los animales no humanos poseen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no son los únicos en poseer los sustratos neurológicos que generan consciencia. Los animales no humanos, incluidos todos los mamíferos y aves, y otras muchas criaturas incluyendo los pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos”.
Chara californiana (Aphelocoma californica). Capaz de diferenciar entre los estados mentales de conocer y desconocer cierta información, y de llevar a cabo acciones para complementar la información que necesita.
En 2017, el Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INRA) francés, bajo petición de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), publicó el dossier científico Animal Consciousness. Este reporte realiza un análisis del estado de la cuestión en materia científica y filosófica de la consciencia, poniendo el foco sobre la consciencia en animales no-humanos, concluyendo que: “los vertebrados están equipados con sistemas nerviosos que, muy probablemente, tienen la capacidad de procesar de forma consciente información compleja, incluyendo emociones positivas y negativas”. De hecho, “especies de ganado, como las aves, cerdos y ovejas, exhiben comportamientos cognitivos que parecen implicar niveles y contenidos de consciencia que hasta hace poco eran considerados exclusivos de los humanos y de algunos primates. Esto es también así para peces e invertebrados, los cuales hasta hace poco ni siquiera eran considerados sintientes”. Como consecuencia de la evidencia científica, el documento realiza la siguiente reflexión: “Concluimos que existe una amplia diversidad de animales que tienen un amplio rango de habilidades conscientes y esto plantea dilemas morales sobre la manera en la que son criados, manipulados, confinados y matados. Si la riqueza de la consciencia en animales sigue sin estar plenamente descrita, la posición moral de seguridad consiste en tener esta capacidad en consideración. Tener la consciencia animal en consideración cuestiona muchas prácticas comunes que afectan a animales en granjas, en investigación, como fuerza de trabajo, como compañía y en confinamiento”.
No podemos seguir ignorando lo que la ciencia ya ha constatado. Los demás animales también son “alguien” y no “algo”. Esta cuestión debe ser analizada para evaluar cómo incluir este conocimiento sobre los animales en la práctica científica en general y, en particular, en la protección de las especies y de la naturaleza.
Existen ya diversos proyectos y organizaciones que trabajan en la renaturalización o el rewilding, pero sin cuestionarse los métodos empleados en relación a las afectaciones sobre los animales individuales. Tanto la conservación tradicional como el rewilding actual obvian completamente la cuestión de la consciencia animal, ampliamente demostrada por la ciencia, y sus implicaciones morales.
Introducir la compasión como una ética práctica en la renaturalización, tiene el objetivo de reconciliar la visión tradicional de la recuperación de especies con la demanda social cada vez mayor de la protección de los animales individuales. La ciencia debe incluir a la ética, disciplina académica de la filosofía, en la aplicación del método científico.
En esta línea, la propuesta ZOOXXI contempla el rescate, la recuperación y la reubicación o reintroducción de animales silvestres encontrados heridos en la naturaleza, decomisados o que necesiten algún tipo de auxilio. En un planeta en el que las condiciones ambientales serán cada vez más cambiantes, sin el tiempo necesario para una adecuada adaptación y con fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, irá en aumento el número de animales silvestres que necesiten recibir algún tipo de ayuda. Un ejemplo de esta circunstancia ocurrió en 2019 en Catalunya, cuando los centros de recuperación de fauna se vieron absolutamente desbordados al tener que atender, en tres días y a causa de una ola de calor, a más de 2.000 animales de especies protegidas. Por tanto, los zoos deberán actuar cada vez más como refugios climáticos para animales silvestres.
Por otro lado, aquellos animales que estén en situación óptima para ser trasladados y no participen en programas de reintroducción, serán derivados a santuarios y otros centros especializados, donde se les puedan proporcionar condiciones más similares a las de su especie en estado natural y se les garantice una calidad de vida superior.
03.
Educación sin Exhibición
La necesidad de nuevos valores ciudadanos.
Nuestro planeta se encuentra atravesado por diversas crisis, como la de pérdida de biodiversidad o la de la emergencia climática. Estamos sobrepasando, o a punto de hacerlo, diversos límites que configuran la vida en el planeta tal y como la conocemos. Necesitamos impulsar nuevos valores de ciudadanía que nos permitan generar nuevas formas de relacionarnos con la vida silvestre.
A pesar de insistir en su capacidad para educar en el respeto hacia los animales y en el conocimiento de las especies y de los biomas, los zoos fracasan completamente en esta cuestión. El motivo principal es que son negocios basados en la exhibición de animales y, por tanto, apelan a la fascinación por el animal exótico para obtener un rendimiento económico. Esta fascinación es la misma que justificaba traer animales y plantas –incluso personas– de otros continentes en épocas coloniales. Por tanto, los zoos no solamente no educan sino que perpetúan el rol de sumisión del resto de especies hacia la nuestra. El argumento de mantener animales en cautividad hasta su muerte, con el fin de recaudar dinero para proteger a individuos de esa misma especie en libertad a través de programas de conservación in situ, nos da idea del contradictorio relato de los zoos y de cómo el argumento de la educación se utiliza para poder seguir manteniendo un negocio de alcance internacional y turístico muy lucrativo.
Chimpancés exhibidos en parque zoológico. Los grandes simios son un gran atractivo para vender entradas.
Por otro lado, los zoos jamás explican los centenares de estudios científicos que desde hace décadas informan que los animales experimentan estados conscientes y comportamientos intencionales. Explicar esto de un animal y, a continuación, ver a ese mismo animal viviendo confinado hasta la muerte es algo que los zoos no se pueden permitir. Por eso los zoos explican a los animales de forma parcial, como genes que conforman especies, pasando por alto que cada animal es un individuo con capacidades cognitivas, comunicativas, estados emocionales, personalidad propia y consciencia.
Uno de los cambios trascendentales del modelo es que los animales no pueden ser vistos directamente, ya que no son exhibidos. Este es un cambio fundamental con respecto a los zoos actuales, dado que el visitante del parque comprende por qué debe priorizar las necesidades de los animales a su interés por verlos de cerca.
Los animales se ubican en diferentes espacios en función de si forman parte de un programa de reintroducción, de si son animales rescatados que una vez recuperados se devolverán a su hábitat natural o de si son animales que no pueden ser reintroducidos y se les da cobijo definitivo o se les busca el lugar idóneo para que puedan vivir el resto de sus días. En cualquiera de los casos, el visitante podrá realizar una aproximación a la realidad de estos animales y a los problemas que afrontan las especies en la naturaleza, pero no a través de la exhibición directa de individuos.
Otra cuestión novedosa desde el punto de vista educativo es el centro de estudios científicos sobre la consciencia y la sintiencia animal. Se trata de un espacio, físico o virtual, para el estudio, la interpretación y la divulgación del conocimiento científico sobre esta materia. Entender que los animales son alguien, porque son individuos conscientes que viven su vida de forma intencional, resulta básico para poner las bases de esa nueva relación que nuestra especie necesita tener con la vida silvestre. Los animales silvestres necesitan espacios y lugares sanos para vivir pero, además, ellos son imprescindibles para el correcto funcionamiento de los ecosistemas.
Es importante comprender el momento histórico que está viviendo nuestro planeta desde el punto de vista de su habitabilidad. Desde la comunidad científica aumentan las advertencias de que estamos superando ciertos límites que configuran la vida en el planeta tal y como la conocemos, y que avanzamos hacia nuevas condiciones ambientales, de consecuencias desconocidas, de forma muy rápida. Educar en la importancia de la renaturalización para la recuperación de ecosistemas funcionales y en cómo podemos contribuir a ella será otro de los aspectos clave del modelo educativo ZOOXXI.
La educación también pasa por dar herramientas a la ciudadanía para que pueda comprender la vida de los animales silvestres que viven en sus propias comunidades. Saber ver e identificar a estos animales, sus necesidades y cuál debe ser nuestro comportamiento para establecer una convivencia pacífica con ellos, teniendo también presente los aspectos conflictivos que se puedan presentar, es otro de los elementos de la propuesta educativa. En definitiva, siendo conscientes del dominio que el humano ejerce sobre la naturaleza, pero comprendiendo que los otros animales también son nuestros vecinos, podremos encontrar nuevas formas de convivencia con la vida silvestre en beneficio mutuo.
04.
Democracia Participativa
Política pública y decolonialismo.
La propuesta de reconversión ZOOXXI va de la mano de la política pública y de la democracia participativa. Los procesos de reconversión de los parques zoológicos necesitan a la ciudadanía organizada, dado que es la sensibilidad social la que ha propiciado la evolución de los parques zoológicos a lo largo de la historia.
En sus orígenes, los zoos eran manifestaciones del imperialismo y del colonialismo. La conquista de nuevos territorios incluía la captura y la exhibición de animales de los lugares conquistados. Existieron incluso los zoológicos de humanos, personas de diferentes etnias y orígenes exhibidas debido a su supuesta “inferioridad” y “excentricidad” racial. La última muestra con características de zoológico de humanos tuvo lugar en la Exposición Universal de Bélgica, en 1958. Estas exhibiciones fueron desapareciendo gracias a las protestas ciudadanas.
No obstante, los actuales zoológicos siguen perpetuando una visión colonialista de la naturaleza. Los visitantes de los zoos esperan ver animales de continentes lejanos: tigres, leones, elefantes y grandes simios, no pueden faltar. Es el problema de que los zoos sean negocios basados en la exhibición de animales.
La historia constata que los parques zoológicos, en la mayoría de los casos, son lugares poco dados a la evolución por iniciativa propia. Manteniendo la finalidad de exhibir animales silvestres en cautividad, los zoos han ido cambiando el diseño de las instalaciones, las prácticas de manejo de los animales y actualizando su discurso a los tiempos, pero siempre a causa de la presión ciudadana. La cuestión es que los tiempos actuales son realmente complejos y los parques zoológicos no están a la altura de las respuestas que se necesitan.
La crisis climática y la pérdida de biodiversidad acelerada están modificando los parámetros biofísicos del planeta, aquellos que sostienen la vida tal y como la conocemos. Los zoos, como otros muchos sectores, deben reconvertirse. Lo contrario, seguir manteniendo negocios basados en la exhibición de animales, ancla a nuestra especie en visiones del pasado que contribuyen a hacer más profundas las actuales crisis. Esta visión errónea quedó en absoluta evidencia con las palabras del delegado de Mali, Bourama Niagaté, durante la convención CITES de 2019 (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), recordando a la Unión Europea que el mismo discurso que hoy tienen con los animales lo tenían hace algunas décadas con los esclavos: “hoy nos dicen que cogerán algunos elefantes y que luego nos mandarán crías para repoblar: eso no ha pasado ni una sola vez. Lo mismo decían de los esclavos, que volverían a África con riquezas, pero ninguno regresó y mucho menos con riquezas”.
La reconversión de los parques zoológicos puede convertir a estos lugares en espacios clave para hacer frente a las diversas crisis que hoy afectan a nuestro planeta. Los zoos actuales maquillan la realidad de los animales con discursos superficiales que justifican la cautividad de por vida de animales salvajes bajo los supuestos de la conservación de especies en peligro de extinción, la educación y la investigación. La realidad es que la mayoría de animales de los zoos sufren una vida de cautividad hasta su muerte, siendo reproducidos e intercambiados entre los zoos. Muy pocos de estos animales forman parte de proyectos de reintroducción en la naturaleza. La reconversión de los zoos debe convertir la excepción en la norma, dado que necesitamos recuperar la funcionalidad de los espacios naturales ahora mismo. Para ello, la política pública y la participación ciudadana resultan clave. Ya existen algunos ejemplos de políticas públicas que, gracias a la participación y la presión ciudadana, han culminado en la elaboración de ordenanzas cuya implantación supone la reconversión de parques zoológicos. Algunos ejemplos que ZOOXXI ha seguido muy de cerca son los casos del Zoo de Barcelona, el Ecoparque Buenos Aires y el Ecoparque Mendoza. Cada uno de estos ejemplos, y su diversidad de resultados hasta el momento, muestran las complejidades y las herramientas que proporciona la política pública, así como la necesidad de profundizar en la democracia participativa.